Existe una sutil conexión entre la libertad y la autodestrucción.
No es la libertad vulgar la que conduce a esta conexión.
Es casi una psicología de la contradicción en la naturaleza humana, donde uno está dispuesto a alcanzar la libertad de una manera autodestructiva, excluyendo por completo el cálculo racional.
Los adolescentes a menudo se castigan a sí mismos para expresar su rechazo, lo cual carece de lógica desde un punto de vista racional.
Tres palabras resumen este tipo de acción: "Preferiría...".
"Preferiría arrojar todo mi dinero al mar en lugar de comprar una casa...".
Desde estar dispuesto a pagar el precio por la libertad, negarse a cooperar, hasta autodestruirse sin motivo alguno, simplemente por la libertad que la autodestrucción misma trae consigo.
En la novela de Kafka "El veredicto", el padre y el hijo discuten, y el padre sentencia a muerte al hijo. El hijo baja corriendo las escaleras, llega al borde del puente, se agarra del barandal, luego cuelga de él por un momento, desesperado, suelta y cae al agua, muriendo.
Hay dos detalles aquí:
Primero, el hijo no se lanza inmediatamente al agua y muere, sino que reflexiona al borde de la muerte durante un tiempo antes de decidir autodestruirse.
Segundo, la última frase de la novela es:
En ese instante, el tráfico continuó sin interrupción.
¿Qué tipo de locura revela esta conexión fundamental entre la autodestrucción y la libertad? ¿Qué significa esto?
La vastedad del mundo humano y la riqueza de los detalles a menudo nos hacen olvidar esto, y cada detalle está relacionado con todas las civilizaciones pasadas.